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FOTO: Album

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La caza del león

Los soldados suecos de Carlos XII se defienden en 1713 en su campamento de Bender del asalto de los jenízaros del sultán en este óleo de Armand-Dumaresq.

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Foto: GRANGER / AGE FOTOSTOCK

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Arqueros jenízaros

Ataviados con sus característicos turbantes cónicos blancos. Miniatura turca del siglo XVI.

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Foto: AKG / ALBUM

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Jenízaros durante la revuelta griega de 1821

Los pretorianos del sultán

Además de una fuerza temible para sus enemigos, los jenízaros eran la guardia personal del sultán y tuvieron mucho poder dentro de las fronteras otomanas. Maquiavelo lo resumió en El Príncipe: "El sultán está todo entero en poder de los soldados" y para conservar el trono "es menester que este soberano, que no hace caso ninguno del pueblo, mantenga a sus guardias en la inclinación de su persona".

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Foto: BPK / SCALA, FIRENZE

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El inconfundible uniforme jenízaro

Los jenízaros llevaban una pintoresca vestimenta que los distinguía del resto de tropas otomanas. Sus sombreros, en particular, eran un alarde de extravagancia; no en vano se decía que tenían sesenta maneras de liarse el turbante. El börk, el sombrero, está adornado con una cuchara delante, signo de camaradería, así como con larga una pluma de avestruz. En cuanto al uniforme, sus ropas lucían los colores del sultán, en señal de fidelidad. El caftán abotonado y el calzado de piel eran piezas características del cuerpo. 

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Foto: Akg / Album

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El sultán Mahmut II (1808-1839)

La comida del viernes

La alimentación era un símbolo del estatus de los jenízaros; de ahí que tuvieran cargos como "sopero mayor",  "gran cocinero", "pinche negro" o "aguador mayor". Cada viernes se les servía comida de las cocinas del sultán en su caldero, objeto sagrado para los jenízaros.

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Modelo creado por Rodrigo Pacheco-Ruiz

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Naufragio otomano

Naufragio del Imperio otomano, descubierto a 300 metros de profundidad.

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Foto: Rodrigo Pacheco-Ruiz

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Explorando el naufragio otomano

El vehículo operado a distancia (ROV) explora el naufragio de época otomana.

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Foto: AKG / ALBUM

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Asedio de Missolonghi

Extenuados por largos meses de sitio en 1826, los combatientes griegos realizan una salida a la desesperada para sacar de la ciudad a las mujeres y los niños. Óleo por Theodoros Vryzakis. 1853. Galería Nacional, Atenas.

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Stapleton Collection / Corbis / CORDON PRESS

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La batalla marítima

Pese a la ferocidad de los combates terrestres, el destino de la revolución griega se resolvió en el mar. Inicialmente, la flota de los mercaderes griegos de Hidra y Spetses fue decisiva para impedir que los turcos enviaran fuerzas al Peloponeso. Luego, en 1827, la armada inglesa, francesa y rusa, gracias a su superioridad artillera, destruyó la flota turca en la bahía de Navarino, matando a 6.000 combatientes otomanos.

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RICHARD T. NOWITZ / AGE FOTOSTOCK

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Castillo de Bourtzi

Conquistado por los rebeldes griegos en 1822, les sirvió como trampolín para asaltar la base de Nauplia.

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BRIDGEMAN / INDEX

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El sultán más temido

Retrato de Solimán conservado en la Biblioteca Nacional de París. Su turbante se componía de varias capas de muselina sobre las que se prendían tres plumas de garza real.

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FUNKYSTOCK / AGE FOTOSTOCK

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La residencia de los sultanes

Situado entre el Cuerno de Oro y el mar de Mármara, el palacio de Topkapi se asoma al Bósforo. Fue residencia y centro adminsitrativo del Imperio otomano desde el siglo XV hasta el siglo XIX.

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DEA / AGE FOTOSTOCK

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El serrallo del sultán

El harén del palacio de Topkapi era una zona privada a la que sólo tenía acceso el sultán. Lo componían estacias bellamente decoradas como este comedor construido en época del sultán Ahmed III, en el siglo XVIII.

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Tibor Bognár / Age Fotostock

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Mezquitas imperiales

A la derecha, en primer término, la cúpula de la mezquita de Rustem Pasha, yerno y gran visir de Solimán, cuya mezquita se ve al fondo. Ambas fueron erigidas por Mimar Sinan.

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BRIDGEMAN / INDEX

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En guerra contra Hungría

Arriba, Solimán en la batalla de Mohacs, en 1526. Miniatura de Historia de las conquistas de Solimán el Magnífico en Europa. Biblioteca del Palacio de Topkapi.

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REINHARD SCHMID / FOTOTECA 9x12

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La disputada Bizerta

Fortaleza de Bizerta, en Túnez. La plaza se sometió a Barbarroja en 1534, pero se rindió a los españoles al año siguiente.

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ART ARCHIVE

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Una presa para el harén

En 1534, Barbarroja asaltó Fondi, cerca de Nápoles, con un objetivo en mente: capturar a Julia Gonzaga, joven viuda de belleza legendaria, y entregarla al harén de Solimán. Un renegado guió a los dos mil turcos enviados por Hayreddín hasta la casa de Julia, pero ésta, según la leyenda, logró escapar por muy poco cabalgando en la noche y «medio desnuda» a lomos de un caballo. En la imagen, Julia Gonzaga retratada por un pintor del círculo de Sebastiano del Piombo. siglo XVI.

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ART ARCHIVE

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Recibimiento en Tolón

La flota de barbarroja es acogida en el puerto francés de Tolón en 1543. Miniatura por Matrakçi Nasuh. Museo de Topkapi, Estambul.

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AKG / ALBUM

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Cruel, avaro y lujurioso

Un cronista español de la época, López de Gómara, describía así a Barbarroja: «Era de buena disposición, si no engordara mucho; tenía las pestañas muy largas y perdió mucha vista. Ceceaba, sabía muchas lenguas y preciábase de hablar castellano [...]. Fue muy cruel, avariento sobremanera y muy lujurioso en dos maneras».

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