Esfinge

La mitología es una fuente inagotable de criaturas fantásticas. Cada civilización ha diseñado las suyas, llenado su folclore de seres que combinan rasgos animales o humanoides con otros totalmente imaginarios. En la antigua Grecia, sirenas o cíclopes eran parte fundamental de los poemas épicos, poniendo en serios aprietos a los héroes. Las esfinges eran un símbolo de mala suerte, violencia y muerte, como la que retó con su acertijo a Edipo. Tenía cabeza y pecho de mujer, alas de pájaro, garras de león y cuerpo de perro y ha sido representada ampliamente dentro del arte griego, que nos ha dejado ejemplos realmente bellos de este misterioso ser. En Egipto, se limitaban a representarla como un león recostado con cabeza humana, generalmente masculina, representado al faraón. Además, su imponente presencia era recurrente en los templos, actuando como guardianes. Sin duda, la escultura de la esfinge de Gizeh es la más popular, siendo su rostro sin nariz todo un icono.