Coliseo

Su nombre original era Anfiteatro Flavio, en honor a Vespasiano, emperador de la dinastía Flavia bajo el que se inició su construcción. Sin embargo, pronto se le comenzó a llamar Coliseo, haciendo referencia al Coloso de Nerón, una enorme estatua que desapareció con el tiempo. Este monumento levantado en el siglo I todavía sigue en pie y hace mucho tiempo que se convirtió en un símbolo eterno de la ciudad de Roma, además de ostentar el privilegio de ser una de las siete maravillas del mundo moderno. Con un aforo de 65.000 espectadores, este recinto ha sido testigo de luchas de gladiadores, recreación de batallas navales y terrestres, obras de teatro y ejecuciones públicas. Aunque quedó muy deteriorado a causa de recurrentes expolios y diferentes terremotos, esta estructura del pasado glorioso del Imperio romano sigue en pie gracias a los constantes trabajos de restauración, lo que permite que sigamos disfrutando de él.