El compositor vivió 10 años allí

Los vestigios de Mozart en Viena

Wolfgang Amadeus Mozart vivió en Viena desde 1781 hasta su muerte en 1791. La capital austriaca conserva una de las casas donde vivió el compositor y una sorprendente Casa de la Música.

Un visitante de la Casa de la Música dirigiendo la Filarmónica de Viena virtual.

Un visitante de la Casa de la Música dirigiendo la Filarmónica de Viena virtual.

Un visitante de la Casa de la Música dirigiendo la Filarmónica de Viena virtual.

Foto: © Österreich Werbung / Jorge A Munar

En 1781 un joven Mozart se instaló en Viena. Allí viviría hasta su muerte en 1791 y aún a día de hoy la capital vienesa está marcada por el recuerdo del gran compositor, tal y como ocurre en su ciudad natal, Salzburgo. De hecho, visitar Viena es viajar a la música, y la ciudad potencia este aspecto como piedra angular de su cultura: para fans de Mozart es visita obligada su Casa-Museo, mientras que para amantes de la música en general existe una sorprendente Casa de la Música, muy distinta al concepto tradicional de museo.

La Casa-Museo de Mozart

Aunque Mozart vivió en diversas casas durante sus casi once años en la capital austriaca, la única que se conserva es la de Domgasse 5, situada cerca de la Catedral de San Esteban, en el corazón de histórico de Viena. Se alojó en ella entre 1784 y 1787, junto con su esposa Constance, y es la casa donde fue más feliz y en la que compuso algunas de sus mejores obras, como Las Bodas de Fígaro.

La casa consta de tres plantas, cada una de las cuales refleja una faceta de la vida del compositor. Mozart vivía en la primera planta y, aunque los muebles no son los de su tiempo, recrean la cotidianidad de su día a día. La segunda está dedicada a su vertiente musical, con un collage en tres dimensiones que muestra escenas de las múltiples representaciones de Las Bodas de Fígaro que se han hecho desde su estreno en 1791 hasta la actualidad. También tiene una gran importancia el Réquiem, que Mozart empezó a componer para el conde Franz Walsegg-Stuppach, quien pretendía hacerlo pasar por obra suya. Y como invitado de honor, el compositor italiano Antonio Salieri; quien, al contrario de la creencia popular, no era enemigo de Mozart sino que le admiraba e incluso hizo de mentor de sus hijos tras la muerte de este.

La calle recoleta que conduce a lo que fue el hogar más lujoso de Mozart en la calle Domgasse.

La calle recoleta que conduce a lo que fue el hogar más lujoso de Mozart en la calle Domgasse.

La calle recoleta que conduce a lo que fue el hogar más lujoso de Mozart en la calle Domgasse.

Foto: © Österreich Werbung / Jorge A Munar
La misma escalera por la que Mozart subía.

La misma escalera por la que Mozart subía.

La misma escalera por la que Mozart subía.

Foto: © Österreich Werbung / Jorge A Munar
Mozart adoraba la moda y sus accesorios.

Mozart adoraba la moda y sus accesorios.

Mozart adoraba la moda y sus accesorios.

Foto: © Österreich Werbung / Jorge A Munar

El tercer piso – que en realidad es el primero que se visita, según el recorrido de la casa – está dedicado al lado más personal del compositor, como su interés por la moda, su afición por las apuestas, las personas con las que se relacionaba, anécdotas de su vida… Si aquellos fueron los años más felices de Mozart no se debe solo a su éxito profesional, sino a su animada vida social. Frecuentaba a intelectuales, artistas y científicos, muchos de los cuales eran francmasones, y él mismo se integró en una logia. Los cuadros de la casa muestran a un Mozart feliz con su familia.

Además de la visita, la Casa-Museo de Mozart ofrece diferentes programas culturales que incluyen la visita guiada en diferentes idiomas y talleres para niños y jóvenes que pueden percibir la esencia y la música de Wolfgang Amadeus Mozart entre las paredes de su propia casa.

La Casa de la Música, un museo interactivo

Cerca de la Casa-Museo de Mozart, en Seilerstätte 30, se encuentra la Casa de la Música, uno de los museos más innovadores dedicados a la música. Se encuentra ubicada en el antiguo Palacio del Archiduque Carlos, donde vivía Otto Nicolai, el fundador de la Filarmónica de Viena en 1842.

La peculiaridad de este museo se nota ya en la escalera de la entrada, pensada como un teclado que emite notas a cada peldaño; un aperitivo de lo que vendrá después, puesto que todo el museo está pensado como una experiencia interactiva para descubrir el mundo de la música.

La escalera musical de la Casa de la Música.

La escalera musical de la Casa de la Música.

La escalera musical de la Casa de la Música.

Foto: © Österreich Werbung / Jorge A Munar

La visita comienza en los aposentos de Otto Nikolai y prosigue por la historia de la Filarmónica de Viena, con una sala de proyecciones en la que se puede disfrutar de una compilación de los momentos más memorables de sus conciertos. El piso superior está dedicado a experimentar con el sonido: por ejemplo, en la sala Origen se camina a oscuras para agudizar el sentido del oído e intentar identificar los distintos sonidos, para después convertir las ondas sonoras en imágenes de coloridas criaturas.

El laboratorio interactivo de la Casa de la Música.

El laboratorio interactivo de la Casa de la Música.

El laboratorio interactivo de la Casa de la Música.

Foto: © Österreich Werbung / Jorge A Munar

El recorrido continua en un espacio dedicado a los grandes maestros de la música cuya historia está ligada a la de la ciudad, como el propio Mozart, Johann Strauss, Ludwig van Beethoven, Gustav Mahler y Franz Schubert. Todos ellos vienen acompañados de experiencias únicas, como las notas del Danubio Azul o el bosque del espacio Mahler; y de retratos de los compositores y de sus familias, como la hermana de Mozart, Maria Anna, cuyo talento se dice que igualaba e incluso podría haber superado al de su hermano.

La experiencia finaliza en la cuarta planta con nuevas experiencias como la de dirigir virtualmente la Filarmónica de Viena mientras interpreta la memorable Marcha Radetzky. Y, por supuesto, quien lo desee puede atreverse a tocar el piano de la entrada antes de irse, para completar así la experiencia de un museo pensado para acercar la música a todo el mundo y especialmente a los niños: no en vano la Casa de la Música declara que su propósito es “despertar el interés musical de la forma más divertida y a la más pronta edad”.

Para saber más

austria publicidad

El Museo de Historia del Arte de Viena, un paseo entre grandes colecciones

Leer artículo