El Museo de Historia del Arte de Viena, un paseo entre grandes colecciones

El Kunsthistorisches Museum (KHM) o Museo de Historia del Arte de Viena alberga seiscientos años de colecciones de los Habsburgo con piezas que se remontan a hace cinco milenios.

Kunsthistorisches Museum exterior

Kunsthistorisches Museum exterior

Foto: © Österreich Werbung / Jorge A Munar

El Museo de Historia del Arte de Viena (Kunsthistorisches Museum o KHM) es una de las visitas imprescindibles en la capital austríaca: en su interior se encuentra una nutrida colección de piezas que los emperadores de la dinastía Habsburgo reunieron a lo largo de los siglos, y el edificio en sí es una obra de arte.

Este es un museo para visitar con calma y que puede ocupar varios días, por la variedad de colecciones y la calidad de las obras. La planta baja dedica un ala a las antigüedades egipcias, griegas y romanas, con piezas que se remontan a hace cinco milenios; y otra a las salas de arte de la Kunstkammer, una de las colecciones de objetos preciosos más completas del mundo. El primer piso está dedicado casi enteramente a la pinacoteca, con algunas salas reservadas para las exposiciones temporales. El segundo piso alberga salas dedicadas a eventos y una colección numismática.

La escalinata del Kunsthistorisches Museum

La escalinata del Kunsthistorisches Museum

La escalinata del Kunsthistorisches Museum

Foto: © Österreich Werbung / Jorge A Munar

El edificio fue construido por orden del emperador Francisco José I – marido de la famosa Isabel de Baviera, más conocida como Sissi – para reunir el fruto de seis siglos de coleccionismo por parte de los Habsburgo y es en sí mismo una obra de arte. Esta grandiosidad se aprecia ya desde el momento de entrar, en la grandiosa escalinata que se eleva bajo la cúpula octogonal. A destacar también la esplendorosa Sala de Columnas, patrimonio protegido y núcleo del museo, en la que un joven Gustav Klimt realizó una serie de frescos que decoran espacios entre las columnas, coronando las arcadas de la pared norte de la escalera principal.

Un recorrido por el museo

Gran parte de estas colecciones se deben a dos personajes en particular: el archiduque Fernando II del Tirol y el emperador Maximiliano I. También Francisco José I, a quien le gustaba viajar por todo el mundo, adquirió un gran número de objetos de arte y curiosidades. En el Kunsthistorisches Museum se pueden ver algunos objetos realmente curiosos como huevos de avestruz con peanas de oro, conchas marinas con terminaciones de plata o barcos veleros fabricados con materiales nobles.

El salero de Cellini

El salero de Cellini

El salero de Cellini

Foto: © Österreich Werbung / Jorge A Munar

En la Kunstkammer cabe destacar uno de los objetos más famosos del museo: el salero fabricado por el orfebre y escultor florentino Benvenuto Cellini, considerado el salero más caro del mundo. Revestido en oro, marfil y esmalte, representa al dios del mar Neptuno y la diosa de la tierra Ceres, en una fusión de las fuentes de la sal. Este tesoro tiene una curiosa historia: una mañana de 2003, el portero del KHM descubrió hecha añicos la vitrina donde se guardaba el salero de oro, valorado en cincuenta millones de euros, que había desaparecido. En 2006, el salero reapareció enterrado en una caja de plomo en un bosque al norte de Viena y regresó a su nueva vitrina del museo.

Por su parte, la armería está considerada la mejor en su género por lo completo de la misma, ya que reúne todo lo necesario en cualquier batalla o torneo que se preciara: armas, armaduras y equipo de cetrería y caza. Hasta finales de junio los visitantes podrán admirar la exposición temporal “Iron Men: Moda de acero”, dedicada a las armaduras. También cabe destacar la colección numismática, que está valorada como una de las cinco mejores a nivel mundial; y la de música, que ocupa doce salas dedicadas a su historia, maestros e instrumentos.

Pinacoteca, retratos de la infanta Margarita Teresa de Austria, por Diego Velázquez

Pinacoteca, retratos de la infanta Margarita Teresa de Austria, por Diego Velázquez

Pinacoteca, retratos de la infanta Margarita Teresa de Austria, por Diego Velázquez

Foto: © Österreich Werbung / Jorge A Munar

Pero sin duda la pinacoteca es el espacio más nutrido del museo, que ocupa casi todo el primer piso con obras de maestros españoles, italianos, franceses, alemanes, neerlandeses y flamencos. En ella se encuentra por ejemplo una de las mayores colecciones de obras de Diego Velázquez, entre las que destaca uno de sus encargos más importantes: la serie cronológica de retratos de la infanta Margarita Teresa de Austria pintada para su futuro esposo, el emperador Leopoldo I. También ocupa un lugar muy importante la escuela veneciana, con obras de Tiziano, Bellini, Giorgione, Tintoretto, El Veronés y Canaletto. Por su parte, la obra de los pintores del norte (neerlandeses y flamencos especialmente) como Vermeer, Brueghel El Viejo, Rubens y Rembrant ocupa casi un ala completa del primer piso.

Hay demasiado en el Museo de Historia del Arte de Viena como para verlo con prisas. Si hay que hacer una pausa en medio de la visita o incluso continuarla al día siguiente, el Café de la Cúpula es un lugar ideal para descansar y relajarse mientras se degustan sus dulces y bebidas, para reponer fuerzas antes de seguir explorando el museo.

El Café de la Cúpula

El Café de la Cúpula

El Café de la Cúpula

Foto: © KHM-Museumsverband