Nuevo libro de Paul Preston

"Arquitectos del terror", el nuevo libro sobre las fake news del franquismo

El historiador Paul Preston, especialista en la historia española del siglo XX, publica su nuevo libro "Arquitectos del terror". Esta antología de ideólogos del franquismo desmonta el mito del "contubernio judeomasónico-bolchevique" en el que se apoyó el dictador para justificar el golpe militar y la Guerra Civil.

Portada del libro "Los arquitectos del terror"

Portada del libro "Los arquitectos del terror"

Foto: Editorial DEBATE

A lo largo de toda la Guerra Civil española e incluso después, el franquismo no dejó de proclamar la existencia de un supuesto “contubernio judeomasónico-bolchevique”, cuyo objetivo era el de destruir España y la civilización cristiana. Un enemigo invisible contra el que el llamado “bando nacional” se habría alzado, pero que en realidad nunca existió.

En su nuevo libro Arquitectos del Terror, publicado bajo el sello Debate de Penguin Random House, el historiador Paul Preston desmonta este mito, a través de las vidas de diversos personajes estrechamente ligados al franquismo. El autor, especializado en historia española del siglo XX, ha publicado también otros libros bajo el sello Debate.

Arquitectos del terror analiza, a través de los personajes biografiados, la construcción de esa conspiración inventada, en la que algunos de ellos creían realmente, mientras que otros la usaron conscientes de que era un engaño o incluso participaron en su elaboración.

Gonzalo de Aguilera y Munro

Gonzalo de Aguilera y Munro

Gonzalo de Aguilera y Munro en Ávila, en agosto de 1936, con el periodista estadounidense de la CBS Hans von Kaltenborn, rodeados por un grupo de soldados rebeldes. Durante la guerra, Aguilera fue uno de los encargados de tratar con los corresponsales de prensa extranjeros en la zona rebelde sublevada.

Foto: © Archivo Histórico de la Universidad de Salamanca.

Los protocolos de los sabios de Sion

Pieza central en la construcción de esta conspiración fue el libelo antisemita Los protocolos de los sabios de Sion, que supuestamente reproducía las conversaciones de un grupo de judíos que planeaban usar la masonería y el comunismo para tomar las riendas del mundo. El libelo apareció por primera vez en 1902 en Rusia: era obra de la Ojrana, la policía secreta zarista, que lo elaboró con el objetivo de justificar a ojos de la sociedad la represión de los sectores socialistas y culpar a los judíos de los males que aquejaban al país.

En 1921 el periodista irlandés Philip Perceval Graves, reportero del periódico The Times, destapó el libelo como un fraude, pero la creencia en su veracidad siguió arraigada en Europa: la idea de una conspiración a la que culpar de todos los males del país era atractiva y efectiva para los movimientos totalitarios. Uno de los personajes de Arquitectos del terror, el agente encubierto Mauricio Carlavilla, publicó en los años 20 varios libros de éxito que alertaban de la supuesta relación entre dicho “contubernio” -del que formarían parte, además de judíos y comunistas, también homosexuales y “satánicos”- y la Segunda República, y cuyo objetivo último sería la destrucción de la España cristiana.

Queipo de Llano en Almadén

Queipo de Llano en Almadén

Almadén quedó en la zona republicana hasta casi el final de la guerra. Las tropas rebeldes al mando del general Queipo de Llano solo pudieron entrar en la ciudad el 27 de marzo de 1939. En la imagen, Queipo saluda desde el balcón.

Foto: ©ICAS-SAHP, Fototeca Municipal de Sevilla, archivo Serrano.

La conspiración como instrumento político

Esta tesis caló hondo entre algunos de los protagonistas del golpe de Estado de 1936, entre ellos el propio Franco, resentido por el fracaso de las aventuras coloniales de España en Marruecos. Algunos de sus allegados creían realmente en la veracidad de Los protocolos de los sabios de Sion, como el sacerdote Joan Tusquets Terrat, que publicó una traducción del libelo y sería preceptor de la hija del dictador. Otros eran conscientes de su falsedad pero veían que les podía resultar útil para manipular a los militares; en particular, para dar una explicación a la pérdida del imperio colonial español y justificar la necesidad de que el ejército interviniera urgentemente.

Algunos protagonistas del libro Arquitectos del terror fueron más allá al elaborar listas negras de personas que, supuestamente, estarían involucradas en este “contubernio judeomasónico-bolchevique”, incluso aunque no fueran ni judíos, ni masones ni bolcheviques. Dichas listas servirían para justificar la eliminación de enemigos políticos y la extrema brutalidad de la represión contra los republicanos, al señalarlos como enemigos de la patria.

Las listas de personas supuestamente involucradas en el “contubernio judeomasónico-bolchevique” servirían para justificar la eliminación de enemigos políticos y la extrema brutalidad de la represión contra los republicanos

La idea de la conspiración judeomasónica-bolchevique, además, sirvió a Franco para estrechar lazos con el fascismo y el nazismo en un momento en el que estos parecían tener la sartén por el mango en Europa. Sin embargo, tras la derrota en la Segunda Guerra Mundial, el franquismo tuvo necesidad de un lavado de cara para sobrevivir. En ello tuvieron un papel destacado otros personajes biografiados en Arquitectos del terror, que intentaron eliminar del discurso público las referencias antisemitas y cortar todos los lazos pasados con el fascismo y el nazismo, presentándose incluso como artífices de la huida de judíos del Tercer Reich. Pero paralelamente, de forma interna la propaganda del régimen -dirigida por el jefe de gabinete de Franco, Luis Carrero Blanco- siguió propagando la idea de la conspiración judeomasónica-bolchevique entre la población.