Un viaje de riesgo

IPU471493

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Foto: Cordon Press

Un campesino local hizo un hallazgo fortuito en la isla cíclada de Milo un 8 de abril de 1820. Sin saber del cierto lo que acababa de encontrar, vendió la estatua de mármol blanco a un viajero francés que se encontraba de paso. La Venus de Milo, hito de la escultura helenística griega esculpida en el siglo II a.C., terminó en el Museo del Louvre de París poco tiempo después. Allí permaneció durante los siguientes 140 años hasta que realizó su primera salida rumbo a la ciudad de Tokio en motivo de los Juegos Olímpicos que se celebraban en el verano de 1964. La imagen sobre estas líneas muestra como era transportada hacia el barco que debía trasladarla a más de 9.000 kilómetros de distancia. A pesar del sumo cuidado con que se llevó a cabo el traslado, la preciada obra de arte sufrió pequeños desperfectos que tuvieron que ser restaurados a su vuelta al museo francés.