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A pesar de que estaba destinado a ser un lugar idílico de residencias familiares, la comunidad de Love Canal acabó convertida en una pesadilla. Todo empezó cuando, a final del siglo XIX, un hombre llamado William T. Love empezó a construir un canal que debía unir el lago Ontario con el río Niágara para proporcionar agua a una futura ciudad que quería construir en ese lugar. Sin embargo, las obras no se terminaron y hacia mediados del siglo XX una empresa llamada Hooker Chemical & Plastics Corporation arrojó varios miles de toneladas de residuos tóxicos en ese canal. Poco después, los terrenos fueron comprados por la administración pública local, quien hizo caso omiso de las advertencias de la compañía y, tras tapar con una fina capa de arcilla y tierra, empezó a edificar la ciudad antiguamente soñada. Las familias se asentaron, y no fue hasta finales de la década de 1970 cuando a raíz de una investigación periodística debido a una explosión el caso salió a la luz. Se habían detectado 82 compuestos pertenecientes a los vertidos de 25 años atrás, 8 de ellos cancerígenos. Fue entonces cuando se inició una investigación para determinar si la tasa inquietantemente alta de abortos espontáneos, junto con cinco casos de defectos de nacimiento detectados hasta ahora en el área, tenía algo que ver con ello. La zona fue declarada catastrófica y todos sus habitantes evacuados. En la imagen se puede ver a uno de los niños afectados participando en una protesta durante el verano de 1978.