Abel G.M.
Periodista especializado en historia, paleontología y mascotas
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En diciembre de 1931 se dio inicio a una tradición que ha perdurado hasta la actualidad y que pronto cumplirá 100 años: el árbol de Navidad del Rockefeller Center de Nueva York, que se ilumina la víspera del Día de Acción de Gracias. El de la fotografía es el primer árbol que se instaló y, a pesar de la fama que rodea al nombre Rockefeller, tiene un origen muy humilde.
En 1931, los efectos de la Gran Depresión se dejaban sentir con dureza y, entre los más perjudicados, se encontraban los italoamericanos: estos, que habían migrado a Estados Unidos durante la época de prosperidad de los años 20, se encontraron sin empleo y, a menudo, sin el apoyo de una familia, que habían dejado en Europa. Al llegar la Navidad, un grupo de trabajadores que trabajaban en la construcción del edificio Rockefeller Center instaló un árbol en el lugar de la obra y lo decoraron con garlandas de papel, arándanos y latas de comida, para celebrar una comida todos juntos.
Este acto de fraternidad llegó a oídos de las autoridades de Nueva York, que lo vieron como un ejemplo de los valores navideños: compartir y dar gracias por lo que se tiene, especialmente en una época de dificultad como aquella. Así pues, dos años más tarde decidieron instalar a coste del erario municipal un árbol de Navidad en el mismo lugar, para dar esperanza a la gente en aquellos años tan difíciles.