Abel G.M.
Periodista especializado en historia y paleontología
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En esta foto, detrás de Iósif Stalin, se aprecia al hombre que fue su sucesor y que se volvería contra él después de su muerte: Nikita Kruschov. Él fue el responsable de iniciar la desestalinización, es decir, eliminar el culto a la personalidad del dictador soviético y denunciar los crímenes que se cometieron bajo su mandato, como la represión y las deportaciones masivas.
El 25 de febrero de 1956, Kruschov pronunció el discurso titulado “Acerca del culto a la personalidad y sus consecuencias” durante el congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética. En él denunciaba como excesiva la represión que se había llevado a cabo durante los años de Stalin en el poder, incluso sobre “honestos comunistas y jefes militares tratados como enemigos de la revolución”. Aun así, consciente de la influencia que tenía el propio recuerdo del “hombre de acero” en el seno del partido, prefirió no acusarlo de forma directa sino atribuir sus “errores” a su carácter excesivamente desconfiado.
Aunque Kruschov consiguió controlar la situación en el Partido Comunista y en la URSS, este discurso fue considerado por algunos como una traición a su mentor y al espíritu de la Revolución Rusa. Se enviaron copias a todos los líderes de países comunistas y no todos lo recibieron bien; en particular, se produjo una ruptura importante entre la Unión Soviética y China, tal vez porque sus dirigentes se dieron por aludidos.