Abel G.M.
Periodista especializado en historia y paleontología
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Un hombre vende bocadillos en un stand improvisado en las calles de Nueva York. Es octubre de 1931, dos años después de que empezara la Gran Depresión. Las tasas de desempleo alcanzaron el 25% en Estados Unidos y mucha gente vivía al día, consiguiendo a duras penas lo suficiente para comer un día más. La desesperación llevaba a la gente a aceptar cualquier trabajo incluso en condiciones penosas y precarias, especialmente en los trabajos manuales. El presidente Franklin D. Roosevelt, al llegar al poder en 1933, puso en marcha el llamado New Deal, una política intervencionista que contemplaba entre otras cosas un gran gasto en obra pública. Pero justo cuando parecía verse la luz al final del túnel llegó una nueva recesión en 1937: esa década mereció sin lugar a dudas el calificativo de “los terribles años treinta”.