Abel G.M.
Periodista especializado en historia y paleontología
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En agosto de 1914, tras diez años de obras, se inauguró oficialmente una de las grandes obras de ingeniería del siglo XX: el Canal de Panamá, que conectaba los océanos Atlántico y Pacífico a través de este país centroamericano; hoy en día, una de las vías más importantes del tráfico marítimo mundial. Aun así, ya hacía casi un año que los barcos circulaban por el canal.
La idea de unir el Atlántico y el Pacífico a través de Centroamérica existía desde finales del siglo XIX. El proyecto fue diseñado por Ferdinand de Lesseps, el mismo ingeniero que había proyectado el Canal de Suez; pero no fue hasta la independencia panameña, en 1903, cuando se puso en marcha. La obra permitió abrir una ruta entre ambos océanos para los grandes barcos, facilitando sobre todo el transporte de mercancías y materiales.
El canal tardó 10 años en completarse, pues hubo que excavar a lo largo de 80 kilómetros y construir diversas exclusas, ya que el nivel del agua en ambos extremos es distinto y para su funcionamiento hay que aportar agua desde el lago Gatún. Aunque su inauguración coincidió con el inicio de la Primera Guerra Mundial, al terminar esta, el canal empezó a dar sus frutos.
Tanto fue así que terminó por quedarse pequeño y, en 2007, empezaron las obras de ampliación que duraron otros nueve años. Actualmente pasan por el canal un promedio de 35 barcos al día; esto ha generado un serio problema de abastecimiento de agua para las esclusas, lo cual ha llevado a la autoridad del canal a reducir el número y calado de los barcos que quieren atravesarlo.