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En 1920 se aprobó en Estados Unidos la 18ª enmienda según la cual quedaba prohibida la destilación y comercialización de alcohol en el país. A pesar de las intenciones de los promotores de esta ley, la prohibición no hizo otra cosa si no aumentar el consumo de las bebidas alcohólicas, con el consecuente tráfico ilegal que esto implicaba y la violencia que acarreaba. La ley se mantuvo vigente 13 años, y fueron los propios ciudadanos quienes pidieron su abolición con manifestaciones como la que se puede ver en la imagen en Nueva Jersey en 1932 con carteles que claman "Queremos cerveza". Precisamente ese mismo año, Franklin D. Roosevelt salió elegido como gobernador de Nueva York y legalizó de nuevo el consumo de alcohol.