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Desde que Chile y Perú proclamaron su independencia del Imperio español, en 1818 y 1821 respectivamente, habían mantenido una pugna por liderar la hegemonía regional. La tensión en la zona se había ido elevando a lo largo del siglo XIX con la presencia de Bolivia como aliado peruano, aunque con menor influencia. En 1879 estalló la Guerra del Pacífico, un conflicto que inicialmente implicaba a Chile y Bolivia, pero que el juego de alianzas hizo entrar a Perú, que se posicionó del lado boliviano. El motivo parece que fue una disputa por el establecimiento de un impuesto a una empresa chilena, pero estaba claro que las rivalidades venían de mucho más lejos. La batalla de Tacna, que tuvo lugar en mayo de 1880, fue una ofensiva para tomar la ciudad del mismo nombre, en Perú. Una de sus peores consecuencias fueron las numerosas bajas en ambos bandos, que se estiman en más de 2.000 en el bando chileno y en más de 2.500 en el bando aliado. Los caídos se enterraban en el mismo territorio, allá donde se podía, como se puede ver en la imagen sobre estas líneas donde el teniente Solo Zaldívar entierra un grupo de soldados muertos junto a un promontorio bajo el que yacen los cuerpos de otras víctimas. En 1884 y tras cinco años de conflicto, se firmó la paz en el Pacto de Tregua entre Bolivia y Chile.