Abel G.M.
Periodista especializado en historia y paleontología
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La foto histórica de hoy retrata a Borís Yeltsin durante una visita a Bill Clinton en la Casa Blanca. Yeltsin se convirtió en el primer presidente de la Federación Rusa, ya que la URSS se disolvió oficialmente poco después de que asumiera el cargo: en 1991 ganó las elecciones como candidato independiente, sin el amparo del omnipresente Partido Comunista de la Unión Soviética.
Yeltsin afrontó grandes desafíos como presidente del nuevo país y su legado es profundamente divisorio. Se le valora haber abierto paso a la Rusia moderna, pero también se le critica porque muchos de los problemas que aún hoy enfrenta Rusia (como la oligarquía o la corrupción) empezaron durante su mandato y hay quien atribuye la responsabilidad a sus políticas como presidente.
Yeltsin dejó un legado político controvertido. Durante su presidencia Rusia tuvo que afrontar una serie de desafíos importantes como la crisis económica, la corrupción, el crimen organizado y la inestabilidad política. Además, la guerra en Chechenia y las protestas sociales afectaron la estabilidad del país. Se le valora especialmente haber contribuido a mejorar las relaciones con Estados Unidos: en la foto, el presidente estadounidense Bill Clinton toca un saxo que Yeltsin le regaló durante una visita.
Algunos lo ven como un defensor de la democracia y la libertad, mientras que otros critican su estilo de liderazgo errático y sus decisiones políticas controvertidas. Implementó políticas de liberalización económica y privatización de empresas estatales, lo que condujo a importantes cambios en la economía rusa. Sin embargo, estas reformas también generaron problemas como la desigualdad económica y la concentración de riqueza en manos de unos pocos.