Abel G.M.
Periodista especializado en historia y paleontología
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El Moulin Rouge es una de las salas de espectáculos más famosas de Europa: fundada en 1889, está a punto de cumplir 150 años y es una de las pocas salas supervivientes del París de la Belle Époque. Pero seguro que muchos se han preguntado en alguna ocasión: ¿Por qué un molino?
Antes de convertirse en un barrio de artistas, Montmartre era una zona en la que había decenas de molinos de viento, que se usaban para moler grano y maíz, pero también materiales de construcción como yeso y piedra. Esto, junto con el hecho de que se encuentra en una zona elevada de París, le daba a Montmarte un aire rural y pueblerino que contrastaba con la atmósfera bulliciosa de la ciudad, por lo que mucha gente iba allí a relajarse. Con el tiempo, empezaron a aparecer numerosas salas de espectáculos, se convirtió en una zona de ocio nocturno y los molinos fueron desapareciendo.
Los fundadores del Moulin Rouge, Josep Oller y Charles Zidler, tuvieron la idea de abrir una sala que se inspirara en este ambiente propio del antiguo barrio y que, además, fuese fácilmente reconocible; de ahí el color rojo. Para rematar la jugada, el jardín estaba decorado con un enorme elefante. El objetivo era diferenciarse de sus competidores y, ciertamente, lo lograron.