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Hubo un acontecimiento clave que fue determinante en la evolución de la Primera Guerra Mundial (1914-1918), especialmente desde el punto de vista ruso. En pleno desarrollo de la Gran Guerra, las condiciones de vida del pueblo habían empeorado drásticamente, y este malestar se sumó al descontento acumulado contra el zar Nicolás II. De modo que en marzo de 1917 estalló la revolución, tras la cual el monarca tuvo que abdicar. Se organizó un gobierno provisional que fue reemplazado por un nuevo gobierno formado en abril cuando Lenin regresó del exilio. Así, a finales de año empezaron las negociaciones para la salida de Rusia de la guerra, pues un país en plena reconstrucción no podía asumir además el elevado coste de una guerra. Las conversaciones con las Potencias Centrales se alargaron más de lo esperado, perjudicando a los intereses de ambas partes, pero puesto que Rusia estaba en una situación de desventaja finalmente tuvo que aceptar condiciones, a su entender, humillantes. El tratado fue firmado en la ciudad rusa de Brest Litovsk el 3 de marzo de 1918, según el cual Rusia perdía numerosos territorios que tardaría mucho tiempo en recuperar y que plantaron la semilla de futuros conflictos. En la imagen se puede ver la llegada de la comitiva rusa, con Lev Trotsky en el centro –con chaqueta negra larga–, para participar en las negociaciones de paz.