Abel G.M.
Periodista especializado en historia y paleontología
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El presidente alemán Paul Von Hindenburg inspecciona unas maniobras del ejército cerca de Goerlitz, en 1928. Von Hindenburg había liderado el ejército alemán en algunas importantes victorias durante la Primera Guerra Mundial, por lo que contaba con los apoyos necesarios para convertirse en presidente cuando el Imperio Alemán pasó a ser la República de Weimar (incluso del ex-emperador Guillermo II): de convicciones monárquicas y talante autoritario, durante la guerra había llegado a imponer sus criterios por delante de los del propio emperador y los partidos de derecha lo veían como una opción segura para dirigir la inestable república. En 1932 accedió a presentarse de nuevo las elecciones presidenciales para impedir la victoria de Adolf Hitler y fue reelegido; sin embargo, solo un año después, el Partido Nacionalsocialista ganó las elecciones parlamentarias y Hindenburg no tuvo otra elección que nombrarle canciller y capitular ante las pretensiones cada vez mayores de los nazis. Con su muerte en agosto de 1934, desapareció el único escollo que separaba a Hitler del poder absoluto.