Abel G.M.
Periodista especializado en historia y paleontología
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Un grupo de mujeres kirguisas se ocupan de los trabajos del campo en lugar de sus padres y hermanos, desplazados al frente para combatir en la Segunda Guerra Mundial. El ejército de la Unión Soviética era una fuerza a tener muy en cuenta, pero eso significaba también que requería un abastecimiento ingente, a la vez que no podía contar con gran parte de la mano de obra habitual. Así, las mujeres soviéticas tuvieron que sostener el esfuerzo bélico en los campos y las fábricas.
En todos los países en guerra, la retaguardia constituía un frente de guerra en sí mismo, especialmente en el campo. En la línea de combate las armas enemigas no eran la única amenaza, también la malnutrición y las enfermedades derivadas de esta hacían mella en los soldados. La posguerra fue igualmente dura, ya que muchos hombres nunca regresaron o lo hicieron mutilados.