Abel G.M.
Periodista especializado en historia y paleontología
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Entre el 25 y el 27 de mayo de 1944, el ejército alemán puso en marcha una operación para intentar capturar al líder yugoslavo partisano Josip Broz “Tito”; y así debilitar la resistencia en el país, que era más aguerrida de lo que habían esperado los mandos militares del Tercer Reich.
El plan consistía en capturar a Tito en la ciudad de Drvar, donde se encontraba su base de operaciones. Los paracaidistas alemanes debían lanzarse sobre la ciudad en grupos con diversas misiones asignadas, aunque el lider partisano era el objetivo prioritario. Sin embargo, la misión resultó un fracaso e incluso resultó contraproducente.
Los fallos de inteligencia y de coordinación entre las fuerzas alemanas fueron el principal motivo del fracaso; los partisanos, además, eran conscientes de la amenaza e incluso podrían haber estado al tanto de la operación con hasta un mes de antelación. Tito logró escapar y los alemanes no pudieron hacerse con el control de la zona.
La operación resultó contraproducente ya que reforzó la popularidad de Tito entre los yugoslavos, uniendo a más gente a su causa y dificultando ulteriormente el avance alemán. Como premio de consolación, los alemanes se llevaron el uniforme de mariscal que Tito se dejó en su escondido, exponiéndolo como un trofeo en Viena.