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La clásica imagen de los amplios paisajes del Medio Oeste norteamericano caracterizados por unas profundas y marcadas líneas horizontales y los amplios espacios fue una de las grandes fuentes de inspiración para el arquitecto Frank Lloyd Wright, que se convirtió en todo un referente a principios del siglo XX. Con este tipo de imágenes en la mente diseñó una serie casas que serían bautizadas como las Casas de la pradera. Precisamente el edificio que aparece detrás del arquitecto en esta imagen tomada en 1957 es la obra cumbre de esta corriente arquitectónica: la Casa Robie. Construida entre 1908 y 1910 por encargo privado, el emplazamiento escogido fue una esquina del barrio Hyde Park de la ciudad de Chicago. Una de sus principales características era la forma en como los espacios exteriores pasaban a formar parte del interior gracias a los techos alargados y las líneas horizontales, así como la interconexión natural entre todos los espacios de la vivienda. Lloyd Wright dejó una huella imperecedera en el Chicago de los primeros años del siglo XX, por ejemplo en edificios como el The Roockery o la iglesia Unitiy Temple.