Mussolini y Hitler, una alianza complicada

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El dictador italiano Benito Mussolini regresa triunfante de Múnich después de haber acordado con Alemania, Francia y Gran Bretaña la entrega de la región checa de los Sudetes al Tercer Reich. En ese momento la alianza del Eje parecía sólida, pero la relación entre ambas potencias del Eje fue en realidad muy complicada. No solo chocaron en algunas ocasiones antes de su alianza (por ejemplo cuando el líder fascista austríaco Engelbert Dollfuss fue asesinado por agentes nazis), sino que ya como aliados el ejército alemán tuvo que acudir al rescate de su colega italiano cuando invadió Grecia, obligando a Hitler a retrasar sus planes de la Operación Barbarroja para la invasión de la URSS. Cuando Italia fue ocupada por los Aliados y el Duce finalmente destituido por el rey italiano en 1943, Hitler pareció brindarle un último apoyo ayudándolo a escapar de su arresto en los Apeninos, pero ya no se fiaba de su competencia: Mussolini gobernó hasta su muerte la República de Saló, un Estado fascista del norte de Italia, pero sólo nominalmente ya que era en realidad un títere del Tercer Reich.