Abel G.M.
Periodista especializado en historia y paleontología
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Muchos jerarcas nazis fueron condenados a muerte en los juicios de Núremberg, pero algunos ni siquiera llegaron a eso. Fue el caso de Heinrich Himmler, uno de los artífices del Holocausto, que prefirió suicidarse antes que ser juzgado.
Himmler fue capturado por los Aliados el 21 de mayo, mientras Berlín era ocupada. La intención de los mandos era interrogarlo para obtener información sobre otros nazis, algo que seguramente él sospechaba. Con eso en mente, Himmler consiguió esconder una cápsula de cianuro entre sus molares para usarla si era necesario.
Las fuerzas británicas lo trasladaron a una casa para interrogarlo, donde le ordenaron que se disvistiera y se dispusieron a examinarlo. Entonces el doctor le dijo que abriera la boca para examinarla, a lo que Himmler se negó; cuando el doctor quiso abrírsela a la fuerza, él mordió la cápsula. Intentaron inducirle el vómito, pero murió casi enseguida.
Después de informar de su muerte a sus mandos, los británicos enterraron el cuerpo en un lugar desconocido para evitar que su tumba se convirtiera en un lugar de peregrinación.