Abel G.M.
Periodista especializado en historia y paleontología
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El diamante Hope, cuyo nombre significa “esperanza”, es conocido irónicamente como “la joya más maldita del mundo”. Varios de sus propietarios han sufrido una larga serie de desdichas. ¿Pero esta leyenda negra tiene algún fundamento real?
La maldición, supuestamente, se debe a que el diamante fue robado del ojo de la estatua de una diosa hindú por un sacerdote, que fue capturado y torturado hasta la muerte por su crimen. Llegó a Europa a través de un mercader francés, que lo pulió y vendió al rey de Francia Luis XIV a cambio de dinero y un título nobiliario. Formó parte de las joyas de la corona hasta la Revolución Francesa, cuando se extravió y reapareció al cabo de unos años en Londres.
En 1911 fue adquirido por una rica heredera estadounidense de nombre Evelyn Walsh McLean, que aparece en esta foto junto con su familia. La prensa se hizo eco de la joya “maldita” después de que una serie de desgracias cayeran sobre ella y su familia: su hijo murió en un accidente de coche, su hija por una sobredosis de pastillas para dormir, su esposo huyó con su amante y su fortuna, el negocio de su familia quebró y ella murió al cabo de poco sumida en el alcoholismo.
El diamante Hope fue adquirido en subasta por el Museo Smithsonian, que lo conserva desde entonces. En realidad, su supuesta “maldición” parece haber afectado solo a esta mujer, ya que antes de caer en sus manos la joya tuvo diversos propietarios que llevaron una vida perfectamente normal.