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Tiempo atrás, la leche fresca llegaba hasta la puerta de las viviendas donde cada familia la compraba. Normalmente esta era transportada en botellas de cristal. Sin embargo, en los años 1930 la leche de cabra en Malta se hacía llegar a los domicilios tal y como se puede ver en la imagen, transportada por los propios animales de los que se extraía. El vendedor caminaba por las calles del pueblo acompañado por un reducido rebaño, se detenía en la entrada de las viviendas y ahí mismo ordeñaba a los animales. Así, los clientes adquirían la leche más fresca posible y los fotógrafos podían capturar estas pintorescas imágenes.