Abel G.M.
Periodista especializado en historia, paleontología y mascotas
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La ciudad suiza de Saint Moritz es la Meca de los deportes de invierno. Esta población de los Alpes ha sido sede de dos Olimpíadas de Invierno (en 1928 y 1948) y de dos Campeonatos Mundiales de esquí alpino (en 2003 y 2017) y cuenta con una larga historia en relación a los deportes de invierno, que se remonta a mediados del siglo XIX. Sin embargo el origen de este éxito fue, cuanto menos, anecdótico.
En septiembre de 1864, el hotelero Caspar Badrutt recibió a un grupo de turistas de la alta sociedad británica en su hotel de Saint Moritz e hizo una apuesta con cuatro de ellos. Les invitó volver en invierno, algo que a los británicos no les hacía especial gracia puesto que, para pasar frío, podían pasarlo en su país. Badrutt les hizo una propuesta en la que, de cualquier manera, ellos salían ganando: se comprometía a reemborsarles todos los gastos del viaje si al final de su estancia no habían disfrutado; y si en cambio llegaban a apreciar Saint Moritz en invierno más aún que en verano, les invitaba a quedarse en el hotel como sus huéspedes sin cobrarles nada.
La intuición de Badrutt no le falló: los turistas disfrutaron del paisaje invernal del lugar y aún más del esquí, e hicieron correr la voz entre la alta sociedad británica. En poco más de una década, la población bullía de visitantes que venían a disfrutar de los deportes y de paseos en caballo por los bosques nevados. A partir de los Juegos Olímpicos de 1928, se convirtió en un lugar casi de peregrinaje para los amantes de los deportes de invierno y en uno de los lugares vacacionales más exclusivos de Europa.