El káiser en Serbia

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Foto: AP

Además de afectarle de una manera especial, el estallido de la Primera Guerra Mundial (1914-1918) cogió a contrapié al káiser Guillermo II de Alemania y rey de Prusia. Por un lado, el monarca era amigo íntimo del heredero al trono austrohúngaro, Francisco Fernando de Austria, cuyo asesinato se suele señalar como la causa del inicio de la contienda. Y, por el otro, porque según las fuentes, el líder alemán intentó por todos los medios que el conflicto no estallara. Debido a su actitud vacilante y a decisiones desacertadas, durante la guerra la figura de Guillermo fue pasando a un segundo plano en favor de los generales Von Hindenburg y Ludendorff. De todos modos, siguió mostrándose como una herramienta útil y solía visitar a las tropas en el frente y daba discursos alentadores, como está ocurriendo precisamente en la imagen sobre estas líneas donde el kaiser -en el centro- visita a los miembros de las fuerzas prusianas en Serbia, en 1916, junto a su hijo y heredero, el príncipe Guillermo -a su izquierda. Para el final de la guerra, su popularidad brillaba por su ausencia. Abdicó en 1918 y partió al exilio, en los Países Bajos, donde vivió el resto de su vida.