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La mañana del 1 de junio de 1889 los vecinos del pueblo de Johnstown se levantaron todavía impactados. Los últimos dos días había estado lloviendo mucho más de lo normal y durante la noche del 30 al 31 de mayo los pequeños arroyos se convirtieron en enormes torrentes de agua que arrancaron árboles y arrastraron grandes cantidades de escombros. Las líneas de telégrafo fueron derribadas y las líneas de ferrocarril rotas. La presa de South Fork, que se encontraba a varios kilómetros del pueblo, se rompió por la presión y liberó toneladas de agua, hasta el punto que el caudal que bajaba era del mismo tamaño que el río Mississippi. Johnstown quedó completamente inundado, las casas se desmoronaron arrasadas por el agua y hubo que lamentar un total de 2200 muertos. La tragedia activó una ola de solidaridad desde todos los rincones de Estados Unidos, e incluso de 18 países extranjeros, con el pequeño pueblo de Transilvania. Esta imagen que muestra el estado de destrucción total de las viviendas fue tomada el día 31 de mayo por la tarde.