Abel G.M.
Periodista especializado en historia y paleontología
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El 26 de agosto de 1918 nació Katherine Coleman, quien pasaría a llamarse Katherine Johnson al casarse. Su trabajo fue indispensable para el éxito del programa Apolo 11, un logro aún más meritorio teniendo en cuenta la discriminación que sufría por ser mujer y negra.
Katherine Johnson entró a trabajar en el Comité Asesor Nacional para la Aeronáutica (NACA), predecesor de la NASA, en 1953 como calculadora de mecánica orbital. Su trabajo consistía en realizar los cálculos de trayectorias, ventanas de lanzamiento y rutas de retorno para los vuelos espaciales del programa Mercury, que tenía como objetivo los vuelos orbitales tripulados.
Johnson se ganó una buena reputación por sus cálculos rápidos y precisos, pero la discriminación pesaba sobre ella, no solo por ser negra sino también por ser mujer, ya que se consideraba que su función era solamente hacer los cálculos y no se les permitía participar en discusiones que involucraran tareas de diseño y de ingeniería: se las veía como “calculadoras humanas”, y de hecho ese era el nombre de su sección.
En 1958, la NACA se reconvirtió en NASA y empezó a usar computadoras para los cálculos. Pero en los primeros tiempos su fiabilidad dejaba que desear, por lo que la presencia de las “calculadoras humanas” seguía siendo indispensable. Katherine Johnson tuvo un papel destacado en momentos cruciales al ponerse en marcha el programa Apolo, como los cálculos de la trayectoria del Apolo 11 y la implementación del procedimiento de retorno para los tripulantes del Apolo 13. Como recordó la NASA tras su fallecimiento en 2020, su legado pionero no puede ser olvidado.