Abel G.M.
Periodista especializado en historia y paleontología
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Rhett, un perro de la Unidad Canina del Departamento de Policía de Nueva Orleans, recibe una Medalla al Mérito del Heroísmo por su participación en la detención de un ladrón. Rhett fue herido de gravedad tras un disparo del ladrón, pero se recuperó y se retiró a una vida mejor como mascota de su cuidador, cuyas hijas muestran orgullosas el galardón recibido por su nuevo compañero de juegos.
La historia de los perros policía es larga. En Europa está documentado su uso al menos desde la Edad Media, y a finales del siglo XIX se constituyeron las primeras unidades caninas en las grandes ciudades como París, Londres o Nueva York. La Primera Guerra Mundial supuso el primer gran conflicto en el que los perros intervinieron como rastreadores y consolidó el uso de ciertas razas, como los pastores alemanes. Los perros recibían a menudo una paga, que sus cuidadores debían invertir en ellos, y algunos incluso subieron de rango.
Tras el final de la guerra, las escuelas de perros policías se multiplicaron y, hoy en día, los perros son compañeros habituales en muchas profesiones además de la de policía. Su buen olfato los hace indispensables en trabajos de rastreo y salvamento, y no son pocas las vidas que se salvan gracias a ellos; por esa razón merecen ser considerados héroes de cuatro patas.