Abel G.M.
Periodista especializado en historia y paleontología
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La reina Isabel II del Reino Unido junto al emperador Haile Selassie de Etiopía, durante una visita de este último a Londres en 1954. Apodos grandilocuentes como “el león de Judá”, “elegido de Dios” o “rey de reyes” no parecían irle grandes al que fue uno de los jefes de Estado africanos más carismáticos del siglo XX, pero también de los más excéntricos y déspotas. Modernizó su país antes de que este fuera invadido por Italia en vísperas de la Segunda Guerra Mundial y, con la ayuda del Reino Unido, consiguió resistir a la colonización. Esto le granjeó una enorme popularidad entre la población, a la que sin embargo no dudaba en castigar con mano dura cuando se producían protestas contra él o su gobierno. Finalmente, sus extravagancias terminaron por cansar a los militares, que lo depusieron en 1974.