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Tras cuatro largos años de ocupación, los ciudadanos belgas de la ciudad de Gante levantan sus sombreros al aire y los agitan en señal de felicidad. No es para menos, pues el rey Alberto I regresaba a la ciudad después de que esta hubiera sido liberada del dominio alemán. Al inicio de la Primera Guerra Mundial (1914-1918), Alemania ocupó Bélgica y permaneció en el territorio durante casi la totalidad del conflicto. A lo largo de este periodo fueron asesinadas miles de personas, especialmente durante el primer avance de las tropas en 1914, y se violaron múltiples derechos humanos con deportaciones, trabajos forzados y la prohibición de cualquier protesta. Una red de resistencia clandestina consiguió permanecer activa hasta que en 1918, la tropas belgas empezaron a avanzar por el oeste y liberaron las primeras ciudades de la parte flamenca del país.