La fragilidad de los Balcanes

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Foto: CC

A principios del siglo XX, hubo dos conflictos que influyeron de manera determinante en el estallido de la Primera Guerra Mundial. Fueron las dos guerras de los Balcanes. Durante la primera, que tuvo lugar entre octubre de 1912 y mayo de 1913, una liga de países balcánicos –Bulgaria, Grecia, Montenegro y Serbia– se unieron con el objetivo de expulsar al Imperio otomano de parte de unos territorios que consideraban de su propiedad. En la imagen se puede ver un soldado búlgaro comprobando que el cuerpo de su compañero está sin vida durante este primer conflicto. Sin embargo, las desavenencias entre los socios provocaron que, al término del enfrentamiento, se originase uno de nuevo, la Segunda guerra de los Balcanes (junio-mayo de 1913). En esta ocasión Bulgaria se enfrentaba a sus antiguos aliados, pero salió derrotada y sus enemigos reforzados, entre ellos Serbia. Al ver que las fronteras de Serbia se ampliaban, empezó a nacer en los estados e imperios colindantes un sentimiento antiserbio. En junio de 1914, un grupo nacionalista serbio asesinó el heredero al trono del Imperio austro-húngaro, lo cual sirvió como pretexto para que Serbia fuese invadida, activando así el juego de apoyos entre aliados que daría comienzo a un conflicto que venía cocinándose desde hacía tiempo: la Primera Guerra Mundial.