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Después de dos años de despiadadas batallas en las que el mundo se había horrorizado frente las trágicas consecuencias de la Primera Guerra Mundial (1914-1918) —como la de Verdún o la del Somme, entre otras—hacia 1917 y tras la salida de Rusia, la Gran Guerra entró en un periodo de relativo estancamiento. A principios de 1918 el Imperio alemán intentó una ambiciosa ofensiva que la Triple Alianza consiguió contener e incluso hacer retroceder. Entonces estalló la revolución en Alemania y esta se vio obligada a rendirse y firmar la paz. Aquel armisticio tuvo consecuencias inmediatas en la base naval británica de Scapa Flow. Allí se encontraba gran parte de la Flota de Alta Mar alemana (Hochseeflotte) esperando su destino cuando el comandante Ludwig von Reuter tomó la determinación de hundirla para evitar que sus buques fueran repartidos entre los Aliados. En la imagen se puede ver un destructor SMS G102 hundiéndose mientras un remolcador trata de evitarlo. Finalmente, 52 de los 74 barcos internados se terminaron hundidos.