Abel G.M.
Periodista especializado en historia y paleontología
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En noviembre de 1985 el volcán colombiano Nevado del Ruiz estalló en una violenta erupción que costó la vida a más de 20.000 personas: estos dos hombres tuvieron la suerte de sobrevivir, pero a duras penas podían tenerse en pie. Fue la segunda erupción volcánica más mortífera del siglo XX y una de las más letales que se han registrado en la historia, pero la mortandad no fue debido tanto a la violencia de la erupción como a la falta de previsión: en las cercanías del volcán se encontraba la población de Armero, que fue consumida por un lahar (flujos de lodo y residuos volcánicos), matando a más de un tercio de la población; otros municipios cercanos también sufrieron cientos de víctimas, pero pudieron ser evacuados a tiempo. Los lahares complicaron enormemente las tareas de rescate, elevando el recuento de víctimas hasta alrededor de 23.000. Esta desgracia pasó a la historia como “la tragedia de Armero” y lo peor es que habría podido evitarse, ya que los vulcanólogos habían lanzado avisos de una erupción inminente en las semanas previas al desastre.