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La Segunda Guerra Mundial avanzaba inexorablemente arrasando con las vidas de soldados y civiles, con ciudades, pueblos y todo tipos de infraestructuras cuando, en 1940, el dictador español Francisco Franco envió a su ministro de exteriores Ramón Serrano Suñer a Berlín para valorar las posibilidades de que España entrase en el conflicto. Con un país arrasado tras la Guerra Civil, Franco veía en este posible trato la oportunidad de recuperar algo de prestigio internacional y ganarse la confianza de quien, por el momento, lideraba la gran contienda. Para ello, se concertó una cita entre los dos líderes, Franco y Hitler, en Hendaya en octubre de 1940. En la imagen se puede ver a ambos recorriendo el andén de la estación de la ciudad vasca y pasando revista a la tropas en una fotografía que quedó para la historia. El resultado no fue el esperado. Desde el punto de vista Alemán, las exigencias españolas eran exageradas en comparación con lo que podía ofrecer, de modo que no se alcanzó un acuerdo para la entrada directa de España en la guerra.