Abel G.M.
Periodista especializado en historia y paleontología
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El mariscal Phillipe Pétain, veterano de la Primera Guerra Mundial, estrecha la mano de Adolf Hitler: una foto que le costaría caer en desgracia ante sus conciudadanos y pasar de ser un héroe de guerra – por su papel en la batalla de Verdún – a un traidor.
En los años previos a la Segunda Guerra Mundial, Pétain protestó con insistencia ante los recortes que el gobierno francés aplicó al ejército, lo que les dejó en inferioridad de condiciones cuando el Tercer Reich llamó a su puerta. El viejo mariscal fue uno de los principales defensores de negociar un armisticio con Hitler, antes que sufrir una derrota que veía inevitable: finalmente se le ofreció el liderazgo de un nuevo gobierno encargado de negociar con los nazis.
Pétain pecó de optimista: las condiciones del armisticio dejaban el norte de Francia bajo ocupación alemana y el sur dirigido por un gobierno títere encabezado por él mismo, que nunca renunció a los amplio poderes que se le habían otorgado como emergencia. Pasó de ser un viejo héroe de guerra a un traidor y, al acabar la guerra, fue juzgado por alta traición y condenado a cadena perpetua.