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Un año después de haber conquistado el techo del mundo junto al sherpa Tenzig Norway, en junio de 1954 Edmund Hillary, quien se había instalado en Nepal, conducía de nuevo una expedición neozelandesa a las grandes montañas heladas del Himalaya. Durante una de las exigentes etapas de la expedición, uno de los miembros, el topógrafo Jim McFarlane, cayó al fondo de una grieta de hielo de unos 60 metros de profundidad. En el momento de la caída, las condiciones eran tan malas que no pudieron iniciar el rescate, por lo que el hombre tuvo que pasar la noche allí y, en consecuencia, se le congelaron los dedos de manos y pies. A la mañana siguiente llegó el grupo de rescate, que consiguió sacar a McFarlane con éxito, aunque malherido por la congelación. En la imagen, se puede ver a Hillary y a dos sherpas ayudando a McFarlane a quitarse la camisa sin hacerse daño, pues también se había roto una costilla y sufría deshidratación severa, en un campamento en Dharan. Parte del equipo acompañaba al herido a Nueva Zelanda para recuperarse.