Abel G.M.
Periodista especializado en historia y paleontología
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El 7 de julio de 1930 moría el escritor británico Sir Arthur Conan Doyle, mundialmente conocido por ser el creador del detective más famoso de todos los tiempos, Sherlock Holmes. En esta foto se le ve sentado en su escritorio junto a su hijo Adrian.
A pesar de que había manifestado en repetidas ocasiones su intención de dejar de escribir sobre su detective (e incluso llegó a “matarlo” literariamente y hacerlo resucitar por clamor popular), Conan Doyle siguió creando aventuras de su personaje hasta 1927, fecha en la que se publicó la colección de relatos El archivo de Sherlock Holmes.
Sus últimos años de vida estuvieron marcados por el interés en el espiritismo y la vida después de la muerte. Participó en numerosas conferencias y debates sobre el tema y escribió varios libros sobre espiritismo, llegando a incluir este tema como trama de algunas de sus novelas y ensayos. Incluso se unió a un grupo llamado Sociedad para la Investigación Psíquica y participó en investigaciones sobre poltergeists.
En el momento de su muerte hubo controversia acerca de cómo y dónde debía ser enterrado, ya que había renegado del cristianismo y se consideraba un espiritualista. Por ese motivo, en un primer momento fue enterrado en el jardín de rosas de Windlesham. Años más tarde, con la muerte de su segunda esposa Jean Elizabeth Leckie, fue trasladado al cementerio de New Forest en Minstead (Hampshire), donde fueron enterrados juntos.