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Tan solo cuatro semanas después de que Hitler jurase su cargo como Canciller de Alemania, Berlín se levantaba conmocionada en mitad de la noche por la sorprendente noticia de que las llamas que habían devorado el Reichstag, el parlamento alemán. Era el 27 de febrero de 1933. Pocas horas después de que el cuerpo de bomberos controlase el incendio, varios altos mandos nazis acudieron al lugar para valorar los daños. En esta imagen se puede ver a Adolf Hitler a la derecha, y dos sus principales ministros, el Dr. Joseph Goebbels y Hermann Goering. Pronto, los sectores comunistas fueron responsabilizados del fuego, y a continuación decenas de líderes rojos fueron arrestados. Hitler exigió a Von Hindenburg, el presidente del país, que se suspendieran los derechos civiles por la seguridad de los ciudadanos. La represión desencadenada por los dirigentes nazis fue un punto de inflexión en la política alemana de la década de 1930, y por ello siempre se ha considerado el incendio del Reichstag como un evento fundamental en el establecimiento de la Alemania nazi.