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Tan solo hacía un mes que Mobutu se había hecho con el poder de la República Democrática del Congo cuando el general se arremangaba frente al micrófono dispuesto a pronunciar un discurso en diciembre de 1965, tal y como muestra la imagen sobre estas líneas. Cinco años después de la independencia del antiguo Congo belga y el asesinato de Lumumba –el primer presidente– en 1961, se produjo el golpe de estado y empezó la era de Sese Seko. Durante los siguientes 32 años, el militar lideró el país con mano de hierro, eliminando la Constitución y todo signo de republicanismo y democracia. El mundo se encontraba sumido de pleno en la lógica de la Guerra Fría y el nuevo líder africano fue visto como el mal menor, y por lo tanto tolerado por las potencias internacionales. Para tratar de legitimar el régimen, Mobutu dio muestras de africanización, como el cambio de nombre del país, Zaire, así como el suyo propio, dejando atrás sus antiguos nombres afrancesados. Al final de su mandato, en 1997, se había enriquecido tanto a costa de su propio país que lo dejó con una deuda de más de 10.000 millones.