La Dama de Hierro que (casi) siempre se salía con la suya

En mayo de 1979, Margaret Thatcher se convirtió en primera ministra del Reino Unido, cargo que ocuparía hasta 1990. Fue una de las más figuras más importantes de la política británica durante el siglo XX, y la revista Time la consideró una de las 25 mujeres más poderosas de la centuria.

Por su férreo carácter y firmeza a la hora de defender sus posicionamientos, especialmente en lo que se refería a la soberánía nacional, Thatcher se ganó el sobrenombre de “la Dama de Hierro”. Esa fuerza hizo de ella una de las líderes mundiales más importantes de su momento y le valió el respeto, cuando no el miedo, de sus homólogos.

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Aunque resulta indudable su gran carisma, que le llevó a convertirse en la primera mujer en ostentar el cargo de primera ministra en el Reino Unido, su legado es muy divisorio precisamente por su poca predisposición a hacer concesiones, tanto en conflictos exteriores como internos. La foto histórica de hoy la retrata en una visita a Irlanda del Norte en vísperas de la Navidad de 1982: Thatcher se mostró inamovible respecto a las condiciones de los prisioneros de los grupos paramilitares irlandeses (IRA e INLA) y en 1984 escapó por los pelos de un intento de asesinato por parte del IRA.

Finalmente, fue apartada del poder por miembros de su propio partido, cansados de su inflexibilidad. Michael Heseltine desafió su liderazgo en unas elecciones internas muy ajustadas y, finalmente, miembros del Partido Conservador presionaron para que dimitiera como líder del partido y como primera ministra. La Dama de Hierro, habituada a salirse siempre con la suya, siempre consideró ese último episodio como una traición.