Abel G.M.
Periodista especializado en historia, paleontología y mascotas
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Habitantes de Berlín bailan encima del muro que durante casi tres décadas dividió la ciudad en dos; una ciudad dividida que simbolizaba un mundo dividido en dos: el oeste y el este, el capitalismo y el comunismo.
El 9 de noviembre de 1989, las autoridades de Alemania del Este abrieron los puestos fronterizos y miles de ciudadanos migraron de oriente a occidente: apenas unos pasos les llevaron a una vida nueva y con grandes esperanzas, después de la crisis creciente que se cernía sobre la República Democrática Alemana.
Los músicos acudían a tocar junto al muro, los bares del lado oeste ofrecían cerveza a los habitantes del sector oriental. Fue el reencuentro después de décadas de separación para quienes habían nacido antes de la construcción del muro, y la puerta de entrada a un mundo más amplio para quienes solo habían conocido la Berlín dividida.