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El desastre sin precedentes que había supuesto a todos los niveles la Primera Guerra Mundial (1914-1918) consiguió poner de acuerdo a varios países a la vez que plantearon la necesidad de crear un organismo supranacional que velara por el mantenimiento de la paz en el mundo y evitara la repetición de los horrores de la Gran Guerra. En junio de 1918, durante las reuniones del Tratado de Versalles, se creó la Sociedad de las Naciones con este objetivo. Así, el 15 de noviembre de 1920 se celebró en Ginebra la primera asamblea con la participación de 42 países. Sin embargo, pronto los acontecimientos vendrían a confirmar que tampoco esta entidad internacional sería capaz de hacer frente a los peores augurios. Durante el periodo de entreguerras (1919-1939), a pesar de ser testigos del auge de los totalitarismos y del aumento de las tensiones territoriales, la Sociedad se mostró débil, y a finales de la década de 1930 ya se veía que el estallido de un nuevo conflicto era inminente. Aún así, esta voluntad de actuar a nivel mundial no quedó en nada, pues la Sociedad de Naciones terminó siendo el germen de lo que hoy en día es la ONU. En la imagen se puede ver una de sus asambleas celebrada también en Ginebra en 1930.