Cixí en el trono

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Foto: Alamy / ACI

El balance del reinado de la emperatriz Cixí siempre ha sido muy controvertido, pues se considera que llevó a cabo grandes y beneficiosas reformas aunque no siempre gozara el favor popular. Por un lado, se hizo con el trono con maneras poco ortodoxas. Se dice que tenía una gran ambición y cuando murió el emperador, su marido, ascendió al trono como regente de su hijo, y tras la muerte de este, de su sobrino. Se mantuvo en el poder durante 50 años, un logro impensable para cualquier mujer en sus circunstancias. Uno de sus principales objetivos fue modernizar China para poner el país a la altura de las grandes potencias internacionales: impulsó el ferrocarril, el uso de la electricidad y abolió prácticas tan crueles como la del vendado de los pies de las mujeres. Quiso convertir el país en una monarquía constitucional e instaurar el derecho al voto, pero no pudo hacer realidad todas estas reformas porque su salud había empeorado y no tardaría en morir. Algo que ocurrió un día después de la muerte de su sobrino, el emperador, y el mismo día que nombró a Puyi como nuevo emperador. En la imagen se la puede ver rodeado por un séquito de eunucos que la transportan a una audiencia matutina.