Abel G.M.
Periodista especializado en historia y paleontología
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Herbert von Karajan es considerado uno de los grandes directores de orquesta de la historia. También lo consideraba así Adolf Hitler, que le encargó dirigir un importante concierto en Bayreuth, un auténtico templo de la música alemana, ideado por el propio Wagner. Sin embargo, en junio de 1939, Karajan cometió un gran error que le costó caer en desgracia ante el Führer.
El director era conocido por su carácter soberbio y quiso lucirse ante Hitler dirigiendo sin partitura Los maestros cantores de Núremberg, una ópera de Wagner cuya duración es de cuatro horas y media. Pero sobrevaloró sus capacidades y se perdió a mitad de la obra, obligando a la orquesta y a los cantantes a detenerse. Hitler montó en cólera, ya que había invitado a los reyes de Yugoslavia al concierto y sintió que Karajan le había dejado en ridículo ante ellos. Prometió que el director jamás volvería a actuar en Bayreuth mientras él viviera y nunca más volvió a contar con él.
Irónicamente, el que podría haber sido el gran fracaso de su carrera se convirtió en su salvación tras la guerra, ya que Karajan se había afiliado al partido nazi y había mantenido buenas relaciones con sus dirigentes, como el propio Hitler, antes de caer en desgracia. El tribunal de desnazificación lo absolvió precisamente gracias a que el dictador lo había apartado y así pudo retomar su carrera, aunque muchos músicos judíos no olvidaron tan fácilmente su vinculación con el nazismo y se negaron a tocar bajo su batuta.