Abel G.M.
Periodista especializado en historia, paleontología y mascotas
Actualizado a
· Lectura:
El 21 de octubre nació Alfred Nobel, creador de los premios que llevan su nombre y que siguen otorgándose hoy en día. Una de las cosas más recordadas de su vida es la anécdota que le motivó a crear estos premios… ¿pero se trata de un hecho verdadero?
Químico de profesión e inventor, Nobel había sido el creador de la dinamita, que había desarrollado en aras del progreso: buscaba un sustituto más potente que la pólvora y más seguro que la nitroglicerinapara aplicar en los trabajos de minería. Aun así, su invento finalmente causó un número inmenso de muertes, accidentales o intencionadas.
Según una popular anécdota, un día de 1888 Alfred Nobel leyó en el periódico su propio obituario, titulado “El mercader de la muerte ha muerto”. La prensa le había confundido con su hermano Ludwig, que efectivamente había fallecido, pero ese artículo le hizo reflexionar sobre cómo la historia le recordaría.
Para tratar de enmendar su culpa, en su testamento dispuso que la gran mayoría de la fortuna que había amasado con su invención fuera destinada a premiar a aquellos cuyo trabajo beneficiara a la humanidad. Una anécdota que, sin embargo, sigue siendo una leyenda ya que nunca ha aparecido un original de ese supuesto obituario.