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Tras haber sufrido la violencia de su padre desde muy pequeño y haber crecido en una familia totalmente desestructurada, durante su adolescencia y primera juventud, Richard Ramírez dio muestras de un fuerte desequilibrio emocional. Además de consumir todo tipo de drogas, el joven se vio inmerso en una espiral de robos y crímenes violentos: robos, intentos de violación, atracos... Entró en contacto con sectas satánicas y sus crímenes se intensificaron tanto en cantidad como en intensidad. Era conocido como Nightstalker (acosador nocturno) porque siempre actuaba de noche. Finalmente fue detenido gracias a la valentía de una de sus víctimas que, después de haber sido violada y presenciar el asesinato de su marido, se asomó para verle marchar e identificó su coche. En 1989, durante el juicio, fue condenado a muerte por 14 asesinatos, cinco intentos de homicidio, nueve violaciones y dos secuestros de menores. Sin embargo, se cree que cometió muchos más, pues el hecho de que nunca actuó según una pauta común complicó las labores de identificación.