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Durante las excavaciones en el yacimiento de Casas del Turuñuelo, en Badajoz, los arqueólogos se han visto sorprendidos por un inesperado descubrimiento: cinco rostros pertenecientes a un relieve. Son las primeras representaciones humanas que se han hallado de la cultura de Tartessos, que floreció en el suroeste peninsular entre los siglos VIII y V a.C.
Hasta hoy se habían hallado otras figuras tartésicas, aunque nunca con un rostro tan definido; dos de ellas, además, portan pendientes en forma de aros, lo que las convierte en representaciones únicas de aquella antigua cultura.
Las cinco figuras han sido descubiertas durante la quinta campaña de excavaciones llevadas a cabo por el Instituto de Arqueología de Mérida (IAM) y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), cuyo objetivo principal es localizar la fachada principal del complejo monumental del yacimiento. Los arqueólogos creen que ese era el edificio más importante del lugar y que podría haber sido un santuario o un palacio.
Casas del Turuñuelo saltó a la fama por el extraordinario descubrimiento de
los restos de una hecatombe animal: se hallaron los esqueletos de al menos 60
animales entre vacas, caballos, cerdos y un perro. También se localizó la llamada «habitación del banquete», donde posiblemente se realizaron banquetes rituales; en ella se recuperaron cerámicas de lujo y utensilios de cocina como un caldero de bronce y cuchillos de hierro.
Sin embargo, en este caso el descubrimiento es único, ya que, según Esther Rodríguez, codirectora de los trabajos, dos de las esculturas, que corresponden a representaciones femeninas, se encuentran casi completas y han permitido que «por primera vez veamos cómo llevaban sus joyas y eso nos permite interpretar qué personajes portaban este tipo de objetos».
Rostros enigmáticos
¿Quiénes eran esos personajes? Los investigadores han planteado dos hipótesis: que sean mujeres destacadas o bien divinidades del prácticamente desconocido panteón tartésico. Esto último supondría un profundo cambio en la interpretación de la cultura tartésica, ya que hasta ahora no se habían encontrado figuras semejantes y se consideraba que las divinidades se representaban a través de elementos naturales o de piedras sagradas.
Las otras tres figuras están incompletas, pero al menos una de ellas ha sido
identificada como un guerrero, ya que conserva parte del casco. Según los arqueólogos, las cinco figuras formaban parte de un relieveúnico y es probable que en conjunto representaran una escena. Sebastián Celestino Pérez, también codirector del proyecto, apunta que dicha escena podría representar a un guerrero y a sus divinidades protectoras.
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Bañera o sarcófago
Bañera o sarcófago que los arqueólogos localizaron en el yacimiento del Turuñuelo.
Construyendo Tarteso
En la habitación del banquete, una amplia estancia cubierta con una bóveda de ladrillo, se halló lo que pudo ser una bañera o un sarcófago. Esta singular pieza, que fue colocada sobre un pedestal hecho con adobes, mide 1,53 metros de largo por 0,46 metros de ancho.
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Pedestal de estatua
Construyendo Tarteso
En el patio del yacimiento de Casas del Turuñuelo, un gran espacio de 125 metros cuadrados donde aparecieron los restos de animales sacrificados, los arqueólogos hallaron otros elementos de gran interés, como el pedestal de estatua que se ve en la imagen. Solamente se conservan los pies de la escultura, que estaba hecha con mármol procedente del monte Pentélico, cerca de Atenas. Aún conservaba restos del azul egipcio con el que fue pintado.
Este artículo pertenece al número 234 de la revista Historia National Geographic.