Un mito egipcio cuenta que el dios Osiris fue asesinado por su hermano Seth, que luego despedazó el cadáver y lo repartió por todo Egipto. El falo fue arrojado al Nilo, donde lo ingirió el pez oxirrinco, «el de la nariz puntiaguda». En el lugar en el que la tradición situaba este episodio, unos 190 kilómetros al sur de El Cairo, se fundó en el siglo VIII a.C. una de las ciudades más prósperas del antiguo Egipto. Llamada originalmente Per-Medyed, «la casa del reencuentro», años más tarde los griegos la denominaron Oxirrinco.
Per-Medyed fue la capital de la provincia o nomo XIX del Alto Egipto. Era un enclave importante por su situación, a orillas del canal Bahr Yussef y en el cruce de las vías de acceso a los oasis del desierto occidental, especialmente el de Bahariya, adonde se dirigían numerosas caravanas con fines comerciales.
Tras la conquista de Egipto por Alejandro Magno en 332 a.C., llegó a la ciudad un buen número de colonos griegos que traían consigo su cultura. En el período helenístico, Oxirrinco experimentó un gran crecimiento demográfico y probablemente se convirtió en la segunda ciudad de Egipto después de Alejandría, la capital. En época romana, la urbe se desarrolló aún más y se empezaron a edificar grandes monumentos públicos. Cuando se implantó el cristianismo como religión oficial, Oxirrinco, llamada ahora Pemdyé, se convirtió en sede de un obispado y en un lugar de peregrinación, al tiempo que mantenía una gran actividad agrícola y comercial. En el siglo VII, con la conquista árabe, la ciudad, ahora llamada El-Bahnasa, perdió su influencia política y territorial.
Cronología
Treinta años en Oxirrinco
1992
La Universidad de Barcelona inicia los trabajos en el yacimiento de Oxirrinco.
2000
Prospecciones en la Necrópolis Alta permiten localizar la tumba saíta nº 14.
2001
Hallazgo del Osireion, el santuario dedicado a Osiris, dios del más allá.
2023
Continuación de los trabajos. El objetivo final es el estudio integral del asentamiento.
Redescubrimiento
Aunque las primeras noticias modernas sobre la antigua Oxirrinco se remontan a la expedición de Napoleón a Egipto, el estudio arqueológico del lugar comenzó a finales del siglo XIX y principios del XX de la mano de los británicos B. P. Grenfell y A. S. Hunt, que hallaron decenas de miles de papiros y llevaron también a cabo un estudio arqueológico del yacimiento. Su trabajo sería continuado por una misión italiana dirigida por Ermenegildo Pistelli (1909-1914) y, ya tras la primera guerra mundial, por arqueólogos como Flinders Petrie y Evaristo Breccia.
Décadas más tarde, en 1982, el saqueo de una tumba del yacimiento llevó al Servicio de Antigüedades de Egipto a hacerse cargo del lugar y encargar su excavación al arqueólogo egipcio Mahmud Hamza. En 1992 se organizó una investigación en profundidad a través de una Misión Mixta, integrada por un equipo de la Universidad de Barcelona, dirigido por Josep Padró hasta 2019. Tras 30 años de trabajos ininterrumpidos, hoy la Misión Arqueológica de Oxirrinco está dirigida por Maite Mascort y Esther Pons.

Tueris-oxirrinco
Tueris-oxirrinco. Fragmento pictórico. Tumba 18 de Oxirrinco.
Missió Arqueològica d’Oxirrinc
La Necrópolis Alta
El yacimiento de Oxirrinco comprende las ruinas de la antigua ciudad, así como una extensa área de necrópolis. Extramuros, en los suburbios occidentales, se alzan edificios religiosos y diversos conjuntos monásticos cristianos. Sabemos poco del urbanismo de la antigua ciudad, ya que la actual población de El-Bahnasa está asentada sobre sus ruinas. Únicamente podemos reconocer los restos del teatro, de un hipódromo, de una columna conmemorativa dedicada por el emperador bizantino Focas y de una puerta de época helenística. En cambio, las necrópolis se han conservado muy bien y nos permiten observar la evolución de las prácticas funerarias de los oxirrinquitas a lo largo de más de un milenio de historia.
Las tumbas
Las construcciones funerarias más antiguas y relevantes se hallan en la Necrópolis Alta. En la llamada época saíta (664-525 a.C.) las tumbas se construían con bloques de grandes dimensiones y estaban cubiertas con bóvedas de cañón.
A veces son grandes complejos familiares pertenecientes a la élite política y sacerdotal. Los jeroglíficos inscritos en ellas nos ilustran sobre la vida de las personas allí inhumadas. Sin embargo, bajo dominio persa (525-332 a.C.), las tumbas de Oxirrinco, también construidas con bloques de piedra, pero cubiertas con bóvedas planas, tenían una única cámara funeraria, de tamaño reducido. Para proteger las tumbas se colocaban losas verticales ante la puerta de entrada. Los cuerpos allí enterrados, momificados, estaban cubiertos con cartonajes polícromos (hechos con capas de yeso y tejido) y mallas funerarias hechas con cuentas de fayenza.
Las tumbas de época grecorromana están construidas con bloques de piedra más pequeños, su techo es abovedado y constan de una o tres cámaras, algunas con pinturas en las paredes. En su interior se han encontrado cuerpos momificados, muchos de los cuales están protegidos con máscaras o con cartonajes polícromos decorados con iconografía procedente de la época faraónica.
Con la llegada del cristianismo, las nuevas creencias religiosas modificaron los rituales funerarios. Desapareció la momificación y los difuntos eran enterrados casi sin ajuar funerario. Por lo general las tumbas eran simples pozos individuales excavados en el subsuelo. También se hicieron criptas colectivas que a menudo
reutilizaban antiguas tumbas romanas. Sobre ellas se edificaron las «casas funerarias», estructuras de adobe decoradas con pinturas murales que ilustran la pervivencia de motivos del antiguo Egipto adaptados a la nueva religión. En esas casas funerarias se oficiaban las últimas ceremonias antes del enterramiento.

Interior del Osireion de Oxirrinco
Interior del Osireion de Oxirrinco, con una estatua de Osiris de 3,3 m de altura.
Missió Arqueològica d’Oxirrinc
Culto a Osiris
Uno de los edificios más destacados de Oxirrinco es el Osireion, el santuario dedicado a Osiris, dios de los muertos. Consta de dos galerías y una sala principal, en la que yace una colosal estatua en piedra caliza de Osiris, de 3,3 metros de altura. Este espacio servía para rememorar la muerte y el renacimiento de Osiris durante una fiesta que se celebraba en el mes de khoiak, el cuarto mes de la inundación anual del Nilo, cuando las aguas traían el limo que fertilizaba el país.
Durante estos rituales se fabricaban simulacros de Osiris con unos moldes que tenían la forma del dios y que se rellenaban de limo con semillas de cebada que después germinaban. Al final de las celebraciones, los simulacros eran transportados al Osireion, donde se enterraban en los nichos acompañados de un ajuar funerario muy complejo.
En el Osireion se oficiaban los misterios de Osiris en época saíta, pero el período helenístico marcó el punto álgido de su utilización. Sabemos que estos rituales todavía se realizaban en época romana, bajo el emperador Adriano.
La investigación arqueológica en curso en Oxirrinco permitirá profundizar en el conocimiento de los rituales y las creencias funerarias de una ciudad que fue a la vez egipcia, griega, romana y cristiana.
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Miles de papiros
Entre los montículos de deshechos de Oxirrinco se han localizado más de cien mil fragmentos de papiro, la mayor parte de ellos en griego. En su mayoría son contratos, edictos, invitaciones, cartas o textos literarios y religiosos que ofrecen información inestimable sobre la vida en una ciudad grecorromana.

Excavaciones en Oxirrinco
Fotografía de las excavaciones en Oxirrinco tomada en 1903.
Alamy / ACI
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Tumbas saítas y persas
Algunas tumbas saítas descubiertas en Oxirrinco están decoradas con pinturas y en su interior se han hallado sarcófagos de piedra de excelente calidad, además de abundantes materiales pertenecientes al ajuar funerario. Entre ellas destaca la tumba nº 14, descubierta en 2000, perteneciente a un sacerdote llamado Padineith. En la campaña de 2021 se encontró una tumba saíta intacta, con los cuatro vasos canopos (las vasijas donde se guardaban las vísceras momificadas del difunto), así como el sarcófago antropomorfo de piedra en cuyo interior yacía un individuo momificado acompañado de amuletos protectores. Detrás de la cabeza del sarcófago se encontró un conjunto de 399 ushebtis, las figurillas funerarias que acompañaban al difunto en su viaje al más allá y que debían trabajar en su nombre en el reino de Osiris.

Tumba persa
Interior de una de las tumbas persas localizadas en el Sector 36 de la Necrópolis Alta de Oxirrinco.
Missió Arqueològica d’Oxirrinc

Sarcófagos antropomorfos de Padineith y su familia
Sarcófagos antropomorfos de Padineith y su familia, en la tumba 14 de la Necrópolis Alta de Oxirrinco. en la tumba 14 de la Necrópolis Alta deOxirrinco.
Missió Arqueològica d’Oxirrinc

Vasos canopos
Juego de cuatro vasos canopos hallados en la tumba 14, pertenecientes a Tadihor, madre del sacerdote Padineith.
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La diosa de Oxirrinco
Interpretaciones actuales identifican el pez oxirrinco con la diosa egipcia Tueris. Aunque esta divinidad suele representarse como una hembra de hipopótamo embarazada, en Oxirrinco adquiere precisamente la forma del pez oxirrinco. En esta nueva mirada al mito de Osiris, «la pez» oxirrinco (Tueris) actuaría como protectora del miembro viril del dios Osiris, que según el mito se tragó un oxirrinco. En este contexto, destaca el extraordinario descubrimiento de una ofrenda votiva de época persa compuesta por 50.000 peces, el 97 por ciento de los cuales eran peces oxirrinco, símbolo de la ciudad. Esta ofrenda ritual se relacionaría con el culto a la diosa Tueris, patrona de Per-Medyed (el nombre egipcio de la ciudad), representada, según la citada hipótesis, como un pez oxirrinco.

Sarcófago adosado en la tumba romana nº 3
Sarcófago adosado en la tumba romana nº 3. La pintura muestra, en torno a un pilar djed, a los cuatro hijos de Horus y cuatro genios del inframundo. Encima aparecen el pez oxirrinco y un lepidoto enfrentados.
Missió Arqueològica d’Oxirrinc
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Tumbas grecorromanas
Los individuos momificados de época grecorromana suelen aparecer con diversos tipos de protección para el más allá, como máscaras o cartonajes decorados con iconografía de época faraónica. Normalmente los cuerpos se cubrían con un vendaje geométrico y se les colocaba finas láminas de pan de oro sobre determinadas partes de la cabeza y el resto del cuerpo, como los ojos, el cráneo, el pubis o la lengua. En el Sector 36 de la Necrópolis Alta aparecieron individuos momificados que conservaban los cartonajes con su policromía original y tenían una lámina de oro sobre sus lenguas. Este ritual de protección del difunto fue muy habitual en la necrópolis romana de Oxirrinco, donde se han descubierto catorce de estas lenguas de oro. Además, algunas de las momias tenían sobre sus cuerpos papiros inscritos con textos funerarios mágicos protegidos con sellos de limo.

Sarcófago adosado de época romana
Sarcófago adosado de época romana. La figura central es el dios Osiris entronizado.
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Detalles de un cartonaje romano
Detalles de un cartonaje romano en el sector 36 de la Necrópolis Alta de Oxirrinco.
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Lenguas de oro
Lenguas de oro descubiertas en algunas tumbas romanas de Oxirrinco.
Missió Arqueològica d’Oxirrinc
Este artículo pertenece al número 236 de la revista Historia National Geographic.